martes, 20 de enero de 2009

Comentario de texto: análisis del argumento


Los textos filosóficos suelen ser textos argumentativos. En ellos se intenta justificar una razón a partir de otras. A estas las llamamos premisas, mientras que aquella es la conclusión. El final del camino que buscamos. El recorrido que lleva de las premisas a la conclusión es lo que llamaríamos lógica, que no es sino la estructura de la argumentación. Imagina la construcción de un arco. Al elevarlos vamos poniendo piedras que se sostienen sobre otras anteriores, para finalmente, culminar encajando la clave o dovela. Si todos los elementos arquitectónicos están bien puestos, el arco se sostiene, de otro modo decimos que no tiene un buen fundamento.

Al leer un texto filosófico es importante darse cuenta de esta estructura. Darse cuenta de qué son las premisas y de qué es la conclusión, así como de las conexión o argamasa que existe entre todo ello. Es decir, si las piedras están bien colocadas o vemos que el arco puede irse al traste. En el primer caso decimos que está bien fundado.

A la hora de reconocer e identificar las premisas no basta con copiarlas o repetirlas con las palabras del autor. Hay que comprender lo que dice y aclararlo, poniéndolo con nuestras palabras.

Tomemos el texto de Descartes de la página 48, y veámoslo.

El tema del texto es el del pensamiento en los animales y los hombres. En él Descartes defiende que el pensamiento es exclusivamente humano. Para ello argumenta del siguiente modo. Parte de las dos premisas siguientes:

1) Todo hombre es capaz de expresar a través de alguna forma lo que piensa.
2) Los animales, en cambio, no son capaces de ello.
A continuación explica la causa de ambos hechos.
3) Esto no se debe meramente a la ausencia de un aparato fonador en el resto de los animales, ya que incluso aquellos humanos que no funcionalmente no pueden usarlo se las arreglan para, a través de algún otro medio, expresar su pensamiento. Debe ser pues otra la causa de esa diferencia.

Descartes extrae como conclusión que esa diferencia estriba en la posesión para unos animales, los humanos, y su ausencia, en el resto, de una facultad: la Razón.

En realidad, fijémonos, que la conclusión del argumento podría ser una hipótesis, ya que no ofrece ninguna prueba de que la causa de la diferencia entre uno y otros sea la posesión o no de Razón, lo cual hace que el argumento sea un tanto endeble.