jueves, 29 de enero de 2009

Los Sonacirema

Toda cultura contiene sus propios modelos de comportamiento los cuales resultan extraños para aquellos con otro bagaje cultural. Podemos tomar como ejemplo a los Sonacirema, grupo descrito en una célebre investigación de Horace Miner (1956). Miner concentró su atención en los elaborados rituales corporales que acompañan a la ceremonia matrimonial entre los Sonacirema, rituales de extrañas y exóticas características. Su descripción merece ser citada en toda su extensión:

La creencia fundamental que subyace a todo el sistema parece ser que el cuerpo humano es feo y que su tendencia natural es hacia el debilitamiento y la enfermedad. Encarcelado en este cuerpo, la única esperanza del hombre es poder apartarse de estas características mediante el uso de las poderosas influencias del ritual de la ceremonia. Cada hogar tiene uno o más altares dedicados a este fin [...]. El lugar central del altar lo ocupa una caja o cofre construido en la pared. En este cofre se guardan numerosos amuletos y pociones mágicas sin los que ningún nativo cree poder sobrevivir. Estas preparaciones las elaboran diversos especialistas. Los más poderosos son los curanderos, cuya asistencia debe recompensarse con múltiples regalos. Sin embargo, los curanderos no proporcionan las pociones curativas a sus clientes, sino que luego los escriben en un en una lengua antigua y secreta. Esta escritura la comprenden únicamente los curanderos y los herbolarios, quienes, a cambio de otro regalo, proporcionan amuletos necesarios [...].
Los Sonacirema sienten al mismo tiempo un horror casi patológico y una gran fascinación por la boca, cuya condición se cree que tiene una influencia sobrenatural en todas las relaciones sociales. Si no fuera por los rituales de la boca creen que se les caerían los dientes, que sus encías sangrarían , que las mandíbulas se reducirían, que sus amigos les abandonarían y que sus amantes les rechazarían. Creen también que existe una fuerte relación entre las características orales o morales. Por ejemplo, existe una ablución ritual de-la boca de los niños que se supone mejora su fibra moral.
El ritual corporal cotidiano general incluye un rito bucal. Además de ser sumamente puntillosos con el cuidado de la boca, este rito conlleva una práctica que resulta repulsiva para el no iniciado. Me contaron que el ritual consiste en insertar una pequeña brocha de pelo de perro en la boca, junto con ciertos polvos mágicos, y en mover la brocha con una serie de gestos formales. (Miner, 1956, pp. 503-4).

¿Quiénes son los sonacirema? La respuesta la hallarás en la imgen que hay al inicio de esta entrada.